jueves, 17 de abril de 2008

Primigéneo

Hoy, os muestro la entradilla de un programa peculiar.
Se trata de 30 minutos con Primitivo. Primitivo es un hombre que se autodenomina, médico de la medicina de Dios y que cura con la energía de sus manos.

No se porqué pero creo que ya no hace falta que comente nada más.

lunes, 7 de abril de 2008

Y la abejita hacía Bzzzz

Tanto tiempo sin actualizar me tenía que pasar factura y sin querer nos hemos plantado en primavera. Una, que no es como en las placenteras películas de domingo en las cuales se nos recrea una edulcorada representación de los años 70 estadounidenses.

Seamos serios, la primavera es ese mes y medio fastidioso que nunca sabes como vestirte y finalmente te resignas a pasar frío o calor dependiendo de las horas, los intervalos, o los caprichos que tenga el día.

No todo es malo, tengo que reconocer que a mí me gusta esta estación, estos cambios son en parte aquellos pequeños detonantes, que hacen que algo dentro nuestro se despierte y como si de un propósito de año nuevo hace que intentemos reaccionar ante lo que pasa a nuestro alrededor. Nos damos cuenta de que conectamos mejor con alguien en especial, o que el panadero tiene una bonita sonrisa, que la vecina que se va a pasear al mediodía tiene un serio problema con los complementos de vestir o que el compañero de trabajo, por mucho que te esfuerces en pensar que no es idiota y que es porqué ha tenido una vida muy dura es simplemente un podrido y quiere hacer lo mismo con todas las manzanas del cesto. También podemos percatarnos del cambio de fragancia en alguna amistad, o de la mirada del perro vagabundo que te hace percatar maleficamente que él tiene más consciencia de su alrededor que tú.

E incluso ves a "ese alguien" que nunca fue y te das cuenta tan sólo en primavera...
aysss de que cosas nos damos cuenta en primavera...
pero de lo que no me dí cuenta fue del escalón del paseo.

Señoras y señores como ya comenté en unos post más abajo he sido víctima de las arpías intenciones del alcalde de nuestro simulacro de ciudad. Ahora que la primera parte de la construcción se ha abierto al público parece que la gente se ha hecho más consciente de los evidentes fallos de diseño y servidor ya se ha caído por sus escaleras. ¿Podrá nuestro alcalde vivir con el peso en la consciencia de todas las víctimas que ha causado, causa y causará? Seguramente sí, porque si alguien necesita betadine y trombocid para los golpes siempre se los puede vender la farmacéutica de su mujer.